Historia de una obsesión

Soy leonés, de La Robla, pero desde hace más de diez años vivo en un pequeño pueblo de la Costa Brava, en Girona llamado Tossa de Mar. ¿Es uno de los pueblos más bonitos de la costa española? Probablemente, pero tiene algo de sirena traidora que te atrapa por su belleza y ya es muy difícil escapar por las inevitables -y a veces interminables- curvas que hay que recorrer para entrar o para salir. La Robla, León, Madrid, Nueva York, Madrid, Tossa de Mar. Esa es mi biografía. Era.
Durante el verano de 2018 con una calorina de justicia en la calle, yo estaba fresquito en mi apartamento, con las persianas entornadas, mientras afuera estallaba la oleada de turistas, chanclas, y mucho colorín de chancla. Un eco fuera, dentro, me entretenía tranquilamente en la penumbra a brujulear la web en busca de alguna novela o ensayo para leer en mi nuevo y flamante Kindle. Siempre compro los libros, creo que soy el único español que no considera que piratear sea “cool” ni que te haga mas listo que los demás. Un libro lleva a veces una vida entera para ser escrito… igual que un gran disco… piratear es el nombre que le damos los españoles -una parte al menos- a eso que siempre se ha llamado comúnmente como robar. Es una actividad muy antigua, caso mítica, llena de héroes que roban a la gente honrada lo que han producido con su esfuerzo, y eso les hace sentirse más listos y superiores moralmente. Bien. Pues soy un inferior en este sentido. En esto también soy rarito y no coincido con la mayor parte de mis compatriotas. Mira que es raro esto de ser español. El caso es que no tengo ni idea de cómo, pero aterricé, de pronto, en una abracadabrante página llamada LIBRO, acrónimo en inglés de The Library of Iberian Resources Oline -La librería de Recursos Ibéricos Online-… una web en inglés… rara, y como olvidada en el diseño por el tiempo, de la Universidad norteamericana de UCLA que escondía… ¡UN TESORO! Qué digo. Un tesoro tras otro.

Uhmmm, al principio pensé sin mucha convicción y pinché, medio desinteresadamente, en el link “Title Cátalog.” -Catálogo de títulos- Uhmmm, Uhmm, a ver… Y de repente, “BoOOOom!” un listado de títulos muy prometedores. Una guía pensé. Interesante, interesante. Hum, hum, hum… Hubo un título que, como leonés y apasionado de la historia de las mujeres -tanto por haber sido criado por mujeres, como por haber tenido mujeres como jefas, como por haber realizado la etapa más apasionante de mi carrera profesional periodística en la revista Yo Dona, bajo la dirección de Charo Izquierdo, una de las periodistas y profesionales con más talento con las que me he cruzado en mi vida.-, o por mis grandes amigas, mujeres, claro, me encontré con un titulo The Kingdom of León-Castilla Under Queen Urraca, 1109-1126  by Bernard F. Reilly (Print edition: Princeton University Press, 1982)
Uhmmm. La reina Urraca… me suena… ¿es la del Cáliz? No. Es su sobrina.
Como leonesista -no deja de tener su aquel que el reino junto con Asturias y Galicia que dió orígen a lo que somos, sea el único que no tiene comunidad autónoma propia ¿nunca lo han pensado?- me llamó la atención la expresión “León-Castilla” que sin parecerme correcta, me parecía más correcta que la a “científica” de un tiempo de “Castilla y León” (¿y Galicia, y Portugal no? porque eran la misma corona… vamos un desastre). Pero… uhmmm. Bernard F. Reilly, Princenton Unversiti Press, 1982. ¿Really? Reilly ¿eh? -resultó ser un norteamericano fascinante, historiador de raza a la Yankee que son de lo mejorcito. Pelín más abiertos que los british -en mi siempre impertinente e indocumentada opinión-. Princenton ya era más raro aún. La Reina Urraca ¿Princenton University?. Como una ratita que sigue el queso, pinché en el link y… BOOM!, BOOM! me aparece una página… -¿es lo que parece?- del libro disponible en su totalidad de forma legal. ¿Pero esto existe?
Unas horas más tarde estaba sumergido leyendo una historia tan apasionante que no pensé que pudiera existir y, lo que era aún más impresionante, escrita en un estilo absolutamente desconocido y nuevo para mí. Este hombre, Bernard F. Really, resulta que no escribía sus opiniones y consideraba no ya las gestas, sino las crónicas mismas -encargadas siempre por alguien con una intención determinada- fuentes a considerar con altas dosis de escepticismo. Así puedo leer “el único intento moderno un trabajo de este tipo ha sido La España del Cid, de Ramón Menéndez Pidal, para el reino de Alfonso VI”. Y añade “En mi opinión, a pesar del considerable mérito de ese estudio, está viciado por su bagaje ideológico. Se basa demasiado en la precisión esencial de una pieza de literatura imaginativa, que a su vez, era producto de un periodo donde ser castellano significaba ver de forma sospechosa cualquier cosa leonesa” (Traducción propia) Bernard F. Reilly. The Kingdom of León-Castilla under Queen Urraca (Posición en Kindle43-47). Edición de Kindle.

…, ehh… uhmm…, Pero, ¿ustedes han leído lo que yo he leído? Basicametne lo que Reilly -hoy ya mi ídolo- hacía, era utilizar los documentos que se conservan hoy de forma original o en copia, sobre todo los referentes a la cancillería de la reina. Es decir, el conjunto de documentos con lugar de expedición, fecha, firmados o confirmados por la reina, con el uso de sus atributos de autoridad -¿ustedes saben de dónde era reina esta reina, porque hay sorpresa? y confirmadas por distintos condes, obispos y arzobispos, miembros de la familia real, funcionarios. Es decir. Datos. Los sagrados, ya saben. Así Reilly dice que la reina estuvo en tal fecha en tal ciudad acompañada de tales hombres porque existe un documento formal firmado por notario que ha llegado a nosotros que contiene esa información. Y así reconstruye su reinado, con alguna consulta a las crónicas… de forma cautelar.

Cuando terminé de leer el libro me di cuenta de que me había encontrado con una parte de la historia, de mi historia, que me había sido hurtada, deformada, tergiversada, por personas que en nombre de una supuesta práctica científica, transmitían esquemas de estructuras y superestructuras, ficticias, creadas a posteriori, para usar el pasado manipulado para explicar un presente que se produjo posteriormente por razones que no estaban en la cabeza ni en los hechos de ese pasado… aún. Primero de la nación o no nación española -resulta que la madre del cordero está en el siglo XI- y luego ya, en dislate mayúsculo, para justificar una distribución del territorio en comunidades autónomas que científicamente, tienen poco o nada que ver con hechos históricos y las realidades sociales y culturales que fueran más allá que los intereses políticos del momento en el que se crearon. Castilla, ¡Castilla! desapareció ¿han leído ustedes Campos de Castilla y León? o lo de ¿En un lugar de Castilla-La Mancha de cuyo lugar…?
¿Cómo es posible que esto haya sucedido y siga sucediendo?
En ese momento decidí dedicar un par de años -iluso de mí- a escribir una novela biográfica de esta mujer, Urraca Alfónsez, Urraca I, “Hispanorun Regina”, que fue la primera mujer en gobernar por derecho propio y en solitario en Europa a título de Rey. Ella no era la reina… ella era rey. Casada dos veces, tuvo dos hijos de su primer matrimonio con Raymundo de Borgoña y ninguno -a las guerras no las podemos llamar hijos- de su segundo Alfonso el Batallador al que expulsó de sus dominios cuando intentó usurparla en su trono. El sueño de un León, Galicia, Portugal, Astuiras, Rioja, unida a un Aragón y Navarra (Pamplona entonces). Tuvo que esperar. Urraca fue reconocida universalmente por monjes franceses que escribieron a partir de ahí nuestra historia, como la gran culpable. Ya saben, una mujerzuela, “mujeril”. Que tuviera dos hijos ilegítimos más de su amante con el que se negó a casarse -nunca más un señor sobre una reina-, no ayudó, claro. Pero nadie jamás, ha reparado, o ha insistido en reparar, en que Isabel se parecía mucho más a Urraca, la única mujer rey que la precedió, de lo que Fernando se parecía -afortunadamente- a Alfonso el Batallador, el yermo (el nuevo apodo es mío). Este gran héroe, guerrero inmenso, conquistador de Zaragoza -con mucha ayuda francesa, eso sí-, que ni supo aceptar como haría Fernando el “tanto monta monta tanto”, ni supo cumplir con la función esencial de un rey, la de cualquier rey: Tener un heredero. A Alfonso, ni se le conoció más mujer o mujeres que Urraca, ni hijo alguno, ni legítimo, ni ilegítimo, ni muerto ni sobrevivido. Cierto. Según el contrato de Arras de la boda, Alfonso VII, hijo del primer matrimonio de Urraca, hubiera heredado todos los reinos. De haber sobrevivido y de haber sido aceptado con semejante poder por catalanes, pamploneses, aragoneses y… los poderosísimos señores al norte de los pirineos. No quiero yo, ni meterme ni desmerecer las hazañas y los méritos de Alfonso I (nótese el ordinal) el Batallador. Dar algún dato a lo mejor si.
Decidí escribir una novela de esta mujer que me fascinaba. Y empecé a estudiar y a encontrar continuamente muros infranqueables en los que la historia contada no tienen ningún sentido -al menos para mí- a la luz de los hechos.
Y un día… hace 3 años casi, caí en la cuenta de que Urraca falleció un 8 de marzo, -hoy día de la mujer- en 1126. Es decir… cuando escribo esto, quedan apenas dos años para su 900 aniversario. Intenté inmediatamente y con premura sondear la posibilidad de un Congreso Internacional como se celebró con su Padre; entrevisté a muchas de las mayores autoridades en la materia que, unánimemente, reclamaban su celebración, tuve reuniones con políticos. Silencio. Muro. Rechazo… y hasta burla por parte de una autoridad comunitaria… de sexo femenino. Con dos ovarios. Sólo encontré un oido atento en Inés Prada, que fue durante dos décadas concejala del Ayuntamiento de León y que dejó el impresionante auditorio con el que cuenta hoy la ciudad y con el que descubrió por concurso puro y duro, a Tuñón y Mansilla, los arquitectos que hoy firman la nueva Galería de las Colecciones Reales en Madrid que se ha convertido en una de las nuevas joyas culturales de esta España democrática que a veces da lo mejor de si misma. La mezquindad de alguien, hizo que en el aniversario del Auditorio, no se invitara a quien durante más de una década luchó por un sueño del que hoy disfrutamos todos los leoneses. En su belleza y en su funcionalidad. También tuvo oídos para mí José María Viejo, -no se de dónde sacó tiempo, él solo duplica la productividad media de toda Alemania- director actual de la Fundación Fundos y que gestiona con brillantez sublime -me van a permitir el calificativo- el edifico botines convertido en un museo didáctico y mágico. Más allá de eso, silencio. Nada en la izquierda, nada en la derecha, nada en el leonesismo, nada en la sociedad, nada en la nada. Lo digo con tristeza no para señalar. Aún estamos a tiempo. Pero ¿Qué puedo hacer yo? ¿Qué más puedo hacer?
Pues puedo. De un loco, locuras.
Así que doy los primeros pasos para la creación de un sueño… previo a la novela: la construcción de una página web URRACA DIGITAL que llegue a albergar toda la información posible sobre la primera mujer que reinó en Europa a título de rey. Abrió camino para otras… pero ella fue la primera. Urraca Digital intentará ser rigurosa, entretenida, informativa, divulgativa… e intentará, además, mi sueño más querido, contener una base de datos digital con la colección diplomática basada en la excepcional tesis doctoral que la profesora Irene Ruiz Albí, de la Universidad de Valladolid, que en 2003 publicó el Centro de Estudios e Investigación “San Isidoro”, ¿cuánto, cuánto le debemos a Viñayo?, Caja España de Inversiones (hoy integrada en su obra social en FUNDOS) y el Archivo Dicocesano.
Un primer paso empieza hoy, aunque llevo dos años ya pedaleando. Espero que vengan más. Aquí informaré de ellos minuciosa y detalladamente.
Esta es una página abierta a todos. Todos podemos contribuir a hacer justicia a quien no se le dio en su tiempo, negándonos con ello el derecho a nuestra propia historia, y el derecho a reconocernos en ella.
Agradecer… el interés que me consta por dos abades de San Isidoro en Urraca y su aniversario, por la Cofradía del Pendón, por Tjerese Martin, autora de Queen as King -como el libro de Reilly éste tampoco ha sido traducido al castellano (aún). Therese es pasión, amor por el trabajo, profundamente humana, generosa y otra enamorada de la reina. Miembro del CSIC, es editora de la revista Medievalist XXX????????. También a Gerardo Boto… con quien compartí charlas en la Universidad de Girona, y cuyos artículos me han aclarado numerosas dudas. Sus conocimientos y pasión habla de esta otra España que no sale en los telediarios ni en las tertulias. Ana Gaitero… mi gran amiga en la profesión, la dignidad del periodismo, mi amigo el Neurocientífico residente en estados Unidos Iganacio Muñoz San Juan. María Pérez de Herrasti, siempre, siempre empujándome. Carmen Navarro, la amiga inmensa que sueña con llevar al escenario o al cine un cachito de la vida de Urraca. A Esther Alonso, claro, la persona que desde el cariño, me coloca siempre en el camino correcto del unico faro que cuenta: el de la verdad, que en lo que a Léon se refiere se llama “leonesismo”. Carmen xxxx autora de La Primera Mestiza… que sin que nos hayamos conocido aún en persona sólo ha tenido palabras de ánimo y una seguridad que a mi me gustaría encontrar en el proyecto. A Alicia Valmaseda, que me enseñó las primeras ideas rudimentarias de la historia seria de mi tierra. Me dejo muchos. Martín. Mi madre. Los primeros lectores de algún capítulo de Urraca Rex que saldrá en el 2026, o el 27 o el 30 pero o saldrá bien o no saldrá. Urraca no aguanta una falta de respeto más.
Quiero pensar que tengo a las mujeres de mi lado, que tengo a la inmensa mayoría de leonesas y leoneses de mi lado. Con ellos, unidos, todo es posible.
No hay congreso alguno convocado a día de hoy para conmemorar la muerte de la primera mujer rey de Europa. El de su padre, ya estaba convocado hacía tres años a estas alturas. ¿Por qué? ¿Por que fue mujer? Creo en las mujeres por encima de todo. Y no creo que las mujeres consientan que, una vez más, se pretenda enterrar y borrar a estar reina leonesa por el único pecado de considerar que una mujer no es menos que un hombre. A comienzos del siglo XII… Levantemos pendones, trabajo y esfuerzo por una reina que nos explica. Aqui va, humildemente, www.urracadigital.com será lo que mis energías y las de los que quieran participar nos lleven. Nunca estará a la altura de la mujer a la que pretende contar.

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